Andrés A. Solis*
Este fin de semana vimos este evento masivo al estilo del viejo PRI disfrazado de guinda, donde la presidenta hizo alarde de sus logros y claro, omitió hablar de las pérdidas.
Lanzó amenazas a su clase política embarrada en los peores casos de corrupción de la historia reciente, pero no dijo cuántas denuncias ha presentado su gobierno ante la Fiscalía General de la República, que sigue siendo algo más que un oneroso adorno.
Y de nuevo dijo que en su movimiento no hay represión y se vive el pleno respeto a la libertad de expresión y a la prensa crítica.
Miente Claudia Sheinbaum Pardo.
La presidenta ha sido menos estridente que su antecesor, pero sigue teniendo la piel delgada a la crítica; mantiene el discurso para descalificar a la prensa.
No olvidemos su “ya no te voy a contestar”, cuando un periodista preguntaba sobre el sospechoso suicidio de un mando de la Marina.
Peor. Este gobierno fue el que presentó reformas a la Ley de Telecomunicaicones para darle poderes amplios a la Agencia de Transformación Digital, por encima incluso de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, para regular el otorgamiento de concesiones para radio y televisión e incluso establecer los estándares éticos y de conducta con que deberán conducirse los medios electrónicos, cuando esto es un asunto de autoregulación.
Los medios del Estado regresaron a los peores momentos del priísmo. Canal 11, Canal 22, canal 14, Radio Educación, el Instituto Mexicano de la radio, son medios serviles del poder, con noticiarios que no informan, sólo reproducen el discurso oficioso y transmiten en vivo y en directo, con recursos públicos, los eventos de la presidenta.
Y los sistemas estatales de radio y televisión en los estados donde gobierna Morena, hacen lo mismo, violentando incluso la autonomía y soberanía de los Estados.
Y ni qué decir de las acciones del Mecanismo de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación, que siempre intenta poner las menores medidas de protección, en vez de partir del principio de máxima protección.
La presidenta miente cuando habla de que su gobierno respeta la libertad de expresión.
Adicional, vale la pena recordar que el trabajo de las y los periodistas no es alabar al poder, sino documentar y vigilar su actuación y eso incluye a particulares cuando se relacionan con el dinero público o que puedan afectar intereses de otras personas y comunidades.
Es responsabilidad de periodistas verificar, contrastar, documentar, revisar y comprobar la veracidad de cada dato que publicamos y en estricto apego a los principios éticos y deontológicos, mantener abierta la puerta a las aclaraciones y el derecho de réplica de quien considere que lo merece.
Sin embargo, este derecho de réplica se da conforme a los criterios de cada periodista y de cada medio, no a capricho de quien se sienta agraviado por lo que publicamos.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Integrante del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación. Conduce el programa “Expedientes MN”, que se transmite los viernes a las 18:10 hrs., por la cadena de Meganoticias