Tizatlán, “tierra de nadie”, ante la omisión o presunta complicidad del alcalde capitalino

Raúl Contreras Flores

Fuertes cuestionamientos hace el columnista, Isael Pérez Olivier, al presidente municipal capitalino y aspirante a candidato al gobierno del estado, Alfonso Sánchez García.

En su columna publicada el pasado domingo 22 del mes en curso en el portal digital Revista Portales (https://www.revistaportales.com/columna/un-mal-presagio-se-cierne-sobre-tlaxcala/), Pérez Olivier apunta que el alcalde capitalino habría “entregado” la comunidad de Tizatlán a un grupo criminal plenamente identificado, incluso con nombre y apellido de quien lo estaría encabezando. Esto a raíz de que en días pasados en este territorio fue asaltado un joven a plena luz del día, a quien a punta de pistola lo despojaron de su vehículo y otras pertenencias y, a pesar de haber reportado de inmediato los hechos al 9-1-1, ninguna corporación policiaca llegó. Entre las policías municipal, estatal y la de investigación de la fiscalía se “echaron la bolita” y ninguna corporación asumió la responsabilidad de atender la denuncia. En efecto, en términos jurídicos y legales, correspondía a la policía municipal atender la demanda de auxilio, pero no ocurrió así.

A este delito se suma una larga cadena de actos ilícitos que en los últimos meses se han cometido en Tizatlán, dicho esto en pláticas sostenidas con vecinos de este histórico sitio, ante los cuales la autoridad municipal y su cuerpo policíaco han permanecido omisos. Condición que lleva a cuestionar si acaso el presidente municipal, Alfonso Sánchez García, o la directora de la policía capitalina, Monserrat Xicohténcatl Flores, o ambos, se encuentran coludidos con el grupo criminal que opera en esta zona, y por tal razón goza de la protección oficial para cometer sus fechorías con total impunidad.

Lamentablemente, no sólo es en esta comunidad en donde se cometen un día sí y el otro también hechos delictivos, todo el municipio capitalino sufre de este flagelo delincuencial sin que las autoridades lo puedan o quieran enfrentar. Comunidades, delegaciones, y hasta el mismo Centro Histórico capitalino se encuentran a merced de la delincuencia organizada: robos a casa-habitación y negocios, asaltos a mano armada, robos de vehículos o autopartes, secuestros y cobro de derecho de piso se padecen día tras día. Y, si un número significativo de estos delitos no son denunciados ante las instancias competentes, esto se debe a que los ciudadanos no les tienen nada de confianza, consideran que sólo es pérdida de tiempo y dinero, sin que su demanda sea atendida. Bastaría con aplicar una simple encuesta o sondeo entre la población para constatar esta afirmación.

En Tlaxcala, a contrapelo de las acciones que lleva a cabo el gobierno federal para combatir a los grupos criminales, no existe coordinación entre las corporaciones policíacas locales, cada una cuida sus propios intereses (perversos, se pensaría) y no los de la ciudadanía. Incluso, los mismos titulares de las corporaciones policíacas han sido denunciados de incurrir en presuntos actos de corrupción y abuso de poder.

De muy poco o nada sirve que a la entidad se le multipublicite como la “más segura” del país, y que se lleven más de ocho mil millones de pesos invertidos (o gastados) en materia de seguridad, si no se entregan a la sociedad los resultados esperados.

Existe un número infinito de ejemplos de lo anterior, sin embargo, sólo citaré lo ocurrido el día de ayer con el presunto intento de secuestro de un empresario que habría iniciado en el municipio de Santa Isabel Xiloxoxtla y terminó en violento asalto en el domicilio de la misma persona, ubicado en la Delegación La Joya, perteneciente al municipio capitalino, en donde habría de entregar dinero en efectivo a los captores.

En los diferentes videos que circulan en las “benditas” redes sociales se pueden apreciar con bastante claridad las características del vehículo en el que se transportaban los presuntos secuestradores y, posterior a la agresión, el camino que éstos tomaron.

¿En verdad, la “alta tecnología”, la “tecnología de punta” con que dicen cuenta el C5i, a cargo de Max Hernández, no pudo darle seguimiento a la unidad en la que huyeron los presuntos hampones? Después de haber abandonado esa camioneta blanca, según reportada como robada, y abordar otro vehículo en las inmediaciones de la Laguna de Acuitlapilco, en el mismo municipio capitalino, ¿no le pudieron dar seguimiento y atraparlos? ¿En manos de quién o quiénes está toda esa tecnología de “alta gama”? ¿Hasta dónde la omisión o abierta complicidad de las autoridades estatales y municipales? ¿De qué sirve que el estado cuente con una ultramegapantalla que, según dice la “expriista”, costó alrededor de 20 millones de pesos, si ahí no se puede dar seguimiento a un automóvil plenamente identificado que transita por una porción territorial tan pequeñita como lo es el municipio capitalino?

El más elemental o básico sentido común indicaría que al recibir la llamada en el muchas veces infuncional 9-1-1, de inmediato la fuerza pública con apoyo de las “poderosas cámaras” se enfocaría en rastrear a la unidad denunciada e ir a su encuentro, pero ya vimos que no es así. Entonces, ¿en manos de quién se está? Por eso el pueblo sabio está ¡harto!, ante tanta inseguridad, omisión, impunidad y, presumiblemente, complicidad de las autoridades estatales y municipales con la delincuencia organizada.

Ante este oscuro #panorama, la gobernadora neomorenista, Lorena Cuéllar Cisneros, debe pensar muy bien a quien desearía heredarle el cargo y le sea más funcional: si a Alfonso Sánchez García o a su esposa, Marcela González Castillo, y así continuar con los cacicazgos en Tlaxcala, todo el poder repartido entre las mismas familias de siempre.

Aunque faltaría conocer la opinión de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien, por cierto, hoy cumple 63 años de edad.

Mientras tanto, en Tlaxcala capital sólo queda decir: ¡Sálvese el que pueda, y como pueda!

error: Información exclusiva Ahora Informate