Raúl Contreras Flores
En el marco de los festejos de los 500, 499 (de acuerdo al calendario “particular” de Lorena Cuéllar Cisneros, quien el día de ayer exclamó, “hoy, 3 de octubre de 2024 … declaro inauguradas las actividades conmemorativas…”), o 490 años de la fundación de la ciudad de Tlaxcala (esto de acuerdo al decreto emitido por Carlos V el 22 de abril de 1535 en Madrid, España, que otorgaba a Tlaxcala el título de ciudad), habrá que sumar los secuestros, las ejecuciones directas, los homicidios dolosos, los asaltos en las inmediaciones de instituciones bancarias, los interminables delitos del fuero común (robos a casas-habitación, el robo de automóviles o autopartes, robo o asalto a comercios, pago de derecho de piso y extorsiones, entre otros.
Además de los cientos de vialidades que se encuentran prácticamente destrozadas, lo que provoca daños materiales a las unidades automotoras de servicio público y privado, y molestias físicas en conductores y usuarios, sobre todo en las personas de la tercera edad, quienes resienten en su sistema esquelético los efectos dañinos provocados por la gran cantidad de baches que cada día aumentan en número y dimensiones, sin que las autoridades atiendan este sensible problema.
Así que, de muy poco servirán las millonarias cantidades gastadas en la serie de eventos programados para celebrar los 500, 499 o 490 años de la fundación de la ciudad de Tlaxcala, para contener el creciente rechazo social al gobierno fallido de Lorena Cuéllar Cisneros.
Al recurrente uso de la artificiosa pirotecnia se sobrepone la cruel realidad que a diario vive el pueblo tlaxcalteca.