Raúl Contreras Flores
Como hongos, aprovechando la intensa temporada de lluvias, brotan los nombres de aspirantes del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), a obtener la candidatura que los lleve a ocupar la silla principal de Palacio de Gobierno en las elecciones del 2027.
A los nombres de la senadora Ana Lilia Rivera Rivera y del presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, presuntos punteros en las preferencias del electorado tlaxcalteca, se ha sumado una larga lista de aspirantes estrechamente vinculados a la gobernadora neomorenista Lorena Cuéllar Cisneros, comenzando por el propio alcalde capitalino.
Hasta el momento quienes han levantado la mano y otros a los que se la han levantado son: Carlos Augusto Pérez Hernández, titular del Fondo Macro para el Desarrollo Integral de Tlaxcala (Fomtlax); Homero Meneses Hernández, secretario de Educación Pública (SEPE); Carlos Luna Vázquez, delegado federal de Programas para el Bienestar en Tlaxcala; Rafael de la Peña Bernal, secretario de Impulso Agropecuario (SIA); Raymundo Vázquez Conchas, diputado federal; y, Josefina Rodríguez Zamora, secretaria de Turismo federal (Sectur). Sin olvidar, por supuesto, a Óscar Flores Jiménez -persona estrechamente ligada al ex Presidente Andrés Manuel López Obrador-, quien actualmente se desempeña como titular de la Secretaría de Finanzas del gobierno del estado de México. Más los que se lleguen a acumular en los próximos días.
De la lista anterior tres forman parte de la administración lorenista, dos son empleados federales, un representante popular federal y un funcionario de otra entidad federativa. Aparte de Ana Lilia Rivera y Óscar Flores, quizá Rodríguez Zamora sea la única que mantiene relativa distancia de la gobernadora, ya que su arribo a la arena política se dio a partir de su participación en el proceso electoral del 2021 bajo la bandera del partido Fuerza por México (FxM), en donde compitió por la diputación del distrito 7, con cabecera en Tlaxcala capital, quedando en cuarto lugar. Por lo que no se descarta que su vertiginoso ascenso como funcionaria pública se deba a negociaciones directas entre la gobernadora y el fundador de ese partido, el actual diputado federal Pedro Haces Barba, e incluso con la misma Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, lo que permitió la llegada de Josefina Rodríguez a la titularidad de la Sectur.
Por cierto, Pedro Haces, un muy cuestionado legislador, considerado mano derecha de Ricardo Monreal, quien también es el creador de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM). Organización sindical sobre la que pesan sendas acusaciones de extorsión, secuestro y desapariciones cometidos en al menos seis estados de la República, entre los que se encuentran Coahuila, Durango, Oaxaca, Veracruz, Querétaro y Chihuahua. Tema que abordaremos con mayor amplitud en otro momento.
De los nueve aspirantes citados líneas arriba, seis de éstos con la bendición lorenista tendrían la misión de ir en busca del voto en la contienda interna de Morena con el único propósito de dividir las preferencias y, de esta manera, “democráticamente” derrotar de nueva cuenta a la eterna adversaria política de la expriista, en efecto, la en extremo cautelosa senadora Ana Lilia Rivera Rivera.
Dígalo si no, la malévola estrategia de meter a la “pelea” a cuestionadas personas que carecen de los recursos elementales para siquiera aspirar a ocupar la candidatura al cargo de gobernador del estado. Aspirantes que adolecen de carrera política, de formación ideológica, de trabajo político con la militancia, de arraigo e identificación con su partido. Funcionarios arribistas que han privilegiado el trabajo detrás del escritorio por encima del contacto directo con la base social, con el pueblo; algunos de ellos acusados de cometer delitos de corrupción, actos de impunidad, desvío de recursos, acoso laboral y sexual, amenazas, abuso de poder, influyentismo y favoritismo, entre otras. Funcionarios disfrazados de “izquierda” bajo el lenguaje pseudorevolucionario, mientras que en la práctica no son más que ejemplos claros de la decadente burocracia neoliberal.
Si bien, la Constitución Política consagra a todos los mexicanos el derecho de participar en procesos electorales y votar y ser votado, también se deben reconocer las fuertes limitaciones que algunos de estos aspirantes presentan, al no tener la estatura, y no se hace referencia a la física, ni la autoridad moral para pretender ocupar un cargo de tal envergadura.
A menos de dos años de llevarse a cabo el próximo proceso electoral, el pueblo sabio de Tlaxcala tiene el tiempo necesario para razonar y elegir al candidato o candidata menos peor de Morena, el cual seguramente se convertirá en gobernador o gobernadora al no existir partidos de oposición real en el estado.