Raúl Contreras Flores
En el gabinete de la “morenista”, Lorena Cuéllar Cisneros, han desfilado hasta este día: siete secretarios de Seguridad Ciudadana y cuatro coordinadores de Comunicación Social.
Después de varios días de desinformación, especulación e incertidumbre –estilo fiel del lorenismo-, finalmente esta mañana Cuéllar Cisneros presentó a Antonio Martínez Velázquez como el nuevo coordinador de Comunicación Social de su gobierno. Funcionario que al inicio de la actual administración fue el titular de la Secretaría de Cultura local.
Dos áreas sensibles que han presentado desde el inicio de este gobierno errores garrafales en su concepción y operatividad, de tal manera que la seguridad pública y la comunicación social se convirtieron en “el talón de Aquiles” de la mandataria estatal. Dependencias oficiales que cargan con el descrédito frente a vastos segmentos sociales: una por la marcada incompetencia (¿o protección y complicidad?) de sus titulares para combatir y frenar la incesante ola de violencia que azota a la entidad tlaxcalteca; y la otra por presumiblemente censurar o cercenar la publicación en medios a su servicio, en relación a la información periodística que da cuenta de la larga lista de hechos delictivos suscitados día tras día a lo largo y ancho del estado.
Al desgastado slogan publicitario de que, “Tlaxcala es el estado más seguro del país”, lo confronta la descarnada realidad que a diario nos muestra la nota roja, no sólo la que se alcanza a publicar en medios impresos, digitales o electrónicos, sino la que ciudadanos dan a conocer de manera espontánea y oportuna a través de las benditas redes sociales.
Es así, que los enérgicos como legítimos reclamos que en varias ocasiones grupos de ciudadanos le han hecho de frente a Lorena Cuéllar, sólo ha sido posible conocerlos gracias a los videos tomados por ellos mismos y que posteriormente, o en directo, los suben a las diferentes plataformas digitales. Mientras que en el área de comunicación social y medios afines reina el silencio absoluto; en efecto, en esta área de desinformación se incluye a la Coracyt.
Por lo tanto, qué tanto de “bueno” puede significar para el pueblo tlaxcalteca la llegada de un nuevo coordinador de Comunicación Social, si las razones fundamentales de la problemática social que se vive en Tlaxcala tienen su raíz en la inquilina de Palacio de Gobierno y el séquito de funcionarios mediocres y corruptos que gozan de total impunidad. Presuntos delincuentes de cuello blanco a los que la prensa oficialista tendría prohibido exhibir ante la opinión pública.
Martínez Velázquez no será sino un empleado más de Lorena Cuéllar Cisneros; imposible pedirle que haya una nueva política en comunicación social cuando el poder radica en la gobernadora y su grupúsculo de asesores foráneos, de donde verdaderamente emanan las directrices en materia de comunicación oficial. Pensar de otra manera sería pecar de tonto, por decirlo de manera suavecita.
La llegada de un nuevo coordinador al área de comunicación social no va a cambiar nada de lo existente, ni va a resolver las graves deficiencias que se vienen arrastrando desde hace casi cuatro años de administración lorenista. Imposible ocultar los desatinos, las corruptelas, la impunidad, el nepotismo, la mediocridad, el influyentismo.
Simplemente, Antonio Martínez Velázquez es el nuevo vocero del gobierno que encabeza la muy cuestionada Lorena Cuéllar Cisneros, nada más. Tampoco va a hacer milagros y purificar el tóxico ámbito informativo.
Y lo más probable es que la desinformación oficial continúe emanando como un afluente del río Zahuapan –peligrosamente contaminado- junto con la Coracyt y su flamante “doctora” (sic y resic), hasta el término del mandato lorenista.
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