No Other Land, la oportunidad de comentar varios temas

Raúl Contreras Flores

No Other Land (“No hay otra tierra”), cinta ganadora al Mejor largometraje documental en la 97a edición de la entrega de Premios Oscar 2025, además de recibir otros premios y ser nominada en importantes festivales celebrados en varias partes del mundo.

“Sinopsis

Basel Adra, joven activista palestino de Masafer Yatta, en Cisjordania, lucha desde su infancia contra la expulsión masiva de su comunidad por las autoridades israelíes. Documenta la erradicación a cámara lenta de los pueblos de su región natal, donde los soldados desplegados por el gobierno israelí derriban poco a poco las casas y expulsan a sus habitantes. En un momento dado, conoce a Yuval, un periodista israelí, que le apoya en sus esfuerzos. Surge así una improbable alianza. Pero la relación entre ambos se tensa por la enorme desigualdad que los separa: Basel vive bajo ocupación militar mientras que Yuval vive libremente y sin restricciones”. (https://www.filmaffinity.com/es/film618626.html)

Un acierto la proyección de estas cintas en edificios públicos, sobre todo porque contribuye a romper el cerco desinformativo impuesto por las grandes corporaciones informativas del mundo occidental en torno al genocidio perpetrado por el gobierno israelí, con apoyo de los Estados Unidos, en contra del pueblo que habita en la Franja de Gaza. Conflicto que lamentablemente está lejos de resolverse, por lo que es necesario contar con otro tipo de información que permita tener una visión más objetiva y evitar caer en la manipulación y el maniqueísmo generados desde la radio y televisión comerciales.

Desafortunadamente, no existe una política pública que promueva, que impulse la asistencia masiva a este tipo de cine. Una política cultural que vaya dirigida a estudiantes de los diferentes niveles educativos, a los sindicatos oficiales de docentes y burócratas, a los adultos mayores, a los catedráticos universitarios, ofrecer promociones al público en general, por ejemplo, 2 x 1 en determinado día de la semana, o un día de acceso gratis a cierto sector social, en fin.

Es cierto, esta estrecha óptica de quienes han estado y están actualmente al frente de estos espacios públicos es crónica; sin embargo, algo nuevo deben implementar, sobre todo quienes a diario rezan la cantaleta de estar haciendo “una nueva historia” en Tlaxcala.

Porque es desolador ver cómo la proyección de una película –cualquiera que ésta sea- inicia con la asistencia de dos personas y termina con cinco. Si bien, el costo de la entrada es simbólico -30 pesos por persona-, daría entonces lo mismo que la gente pudiera entrar sin pagar, con el beneficio de que se estaría contribuyendo en la cuestión cultural.

No se debe olvidar que los gobiernos estatales tienen la obligación de promover la cultura, así lo establece la Ley General de Cultura y Derechos Culturales en el artículo 12, fracciones:

  1. La celebración de los convenios que sean necesarios con instituciones privadas para la obtención de descuentos en el acceso y disfrute de los bienes y servicios culturales; así como permitir la entrada a museos y zonas arqueológicas abiertas al público, principalmente a personas de escasos recursos, estudiantes, profesores, adultos mayores y personas con discapacidad;

VIII. La formación de audiencias, (…);

  1. El aprovechamiento de la infraestructura cultural, con espacios y servicios adecuados para hacer un uso intensivo de la misma;

De igual manera, al ser la Coordinación de Radio, Cine y Televisión de Tlaxcala (Coracyt) un ente público, éste no debe centrar su objetivo primordial en la generación de ganancias, es decir, no ser un organismo lucrativo, como es el caso de las empresas privadas, ya que su función principal debe ser la difusión de la cultura y las artes; ofrecer información veraz, objetiva y plural; apoyo a la educación; y la promoción de valores sociales. Por lo que su financiamiento debe estar contemplado en el presupuesto del gobierno del estado y, de ser posible, con apego a la ley correspondiente obtener recursos de publicidad limitada.

Para desgracia del pueblo tlaxcalteca, a la titular de la Coracyt sólo le interesa el bisne, la tranza, todo lo que le genere dinero para su bolsillo, al fin y al cabo que para ello cuenta con el respaldo de su jefa la gobernadora.

Mientras tanto, seguiremos observando cómo se desperdicia la Sala de Arte “Miguel N. Lira”, allá en el interior del Jardín Botánico de Tizatlán.