La alcaldesa de Lázaro Cárdenas Elena Macías Díaz ha guardado silencio tras los señalamientos que en días pasados habitantes de ese municipio realizaron en su contra, después de que se manifestaron en la capital para denunciar las torpezas de la alcaldesa berrinchuda, quien llegó por el Partido del Trabajo (PT) pero se siente protegida por el Partido Alianza Ciudadana (PAC).
La manifestación que en días pasados protagonizaron habitantes de ese municipio puso al descubierto la ambición de la Presidenta Municipal quien fue exhibida por cobrar un jugoso salario de 69 mil pesos mensuales, en lugar de atender las necesidades de sus gobernados como la falta de agua potable y dotar de servicios públicos.
Según versiones de los habitantes de esa zona, la egocentrista alcaldesa se siente tan segura en el cargo ya que está arropada por el PAC de los hermanos Héctor y Serafín Ortiz Ortiz y así hacer lo que le venga en gana ya que es impulsada por Alfredo Macías Lima hermano del ex Diputado local y ex Presidente del PAC Fortunato Macías Lima en Tlaxcala, quien ha sido señalado como el principal orquestador de la ingobernabilidad en ese municipio.
Incluso, se sabe de manera extraoficial que Alfredo Macías ocupa un espacio en la nómina como asesor personal de la alcaldesa junto con Roque Muñoz Castañeda, mismos que han sido señalados como los nuevos enemigos de Lázaro Cárdenas, después de que son quienes le endulzan el oído a Elena Macías a quien han llevado a tomar decisiones desafortunadas.
Una muestra de ello, fueron las recientes peleas de gallos celebradas en esa localidad, mismas que estaban prohibidas por las autoridades estatales debido al gran peligro que representa para la población ya que los ánimos se caldean en ese tipo de eventos y han llegado al grado no solo de los golpes sino hasta el uso de armas.
Pese a que había una marcada restricción por parte de la Secretaría de Gobierno (SEGOB) la alcaldesa se pasó por alto la misma ya que esas peleas clandestinas dejan jugosas recompensas tanto para autoridades y empresarios foráneos, que no dudan en comprar la plaza.